Presagio

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Las películas sobre desastres han sido una constante en el cine
mundial desde sus inicios, y por lo general siguen siendo
perfectamente establecidas.
Presagio es la más reciente película con estas características, y
comienza en el año 1959, cuando los estudiantes de una escuela
preparan una cápsula de tiempo que será abierta después de 50 años. El
contenido consiste en dibujos donde cada niño imagina el
mundo del futuro; pero en vez de hacer su dibujo, la pequeña
Lucinda (Lara Robinson) escribe una larga secuencia
de números sin significado aparentemente. No queriendo
decepcionarla, su maestra incluye el papel en la cápsula que, en
el año 2009 es desenterrada por los
modernos alumnos de la misma escuela. El papel con la
enigmática secuencia numérica cae en manos del pequeño
Caleb (Chandler Canterbury) y se lo enseña a su padre John
(Nicolas Cage), un destacado profesor en el Instituto Tecnológico
de Massachusetts, quien descubre el significado de
los números: no sólo predicen la fecha de accidentes y tragedias
pasadas, sino que especifican el número de víctimas y donde pasaran las catástrofes.
La lista se extiende al futuro, presagiando catástrofes que quizás puedan evitarse con
este inesperado conocimiento. Pero la última fecha en la lista
sugiere algo mucho más siniestro y de mayor importancia, el fin del mundo.

Los primeros noventa minutos de Presagio son más o menos
entretenidos. La investigación es
razonablemente interesante, pero resultan poco creíbles las
coincidencias con las que se encuentra a cada paso.
Los efectos especiales los cuales son ciertamente impresionantes
aunque no del todo realistas. Pero la última media hora
desciende rápidamente, ya que el final de cierto modo, es algo irrazonable, pero de alguna forma Proyas, lo considera espectacular.

Presagio es una espesa sopa de misterio que
empieza bien pero termina dejando un mal sabor.

No niego que hay muchas ideas interesantes en la película; el
contraste entre la ideología y la religión sugiere la intención de examinar la eterna disyuntiva entre
ciencia y religión, bastante apropiado en vista del tono de la trama. Pero cualquier serio comentario sobre el tema
se pierde rápidamente ante los buenos efectos
especiales, forzado sentimentalismo y… el ridículo
final; Quizás en el estado de ánimo correcto Presagio podría ser
una película "tan mala y buena a la vez".





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